Cascabel del corazón.
Caerá blandamente
tu cabeza en mi pecho
como fruta exquisita.
Los cascabeles de tus manos
con aroma de almendras,
harán de mi una diosa,
una aventura,
un enero.
Mira como adolezco
de infelices delirios.
Tu brújula marca el norte
cascabel del corazón
que por un trino se agita;
por una migaja de amor
es capaz de un desatino.
Eso se llama Destino
cascabelito de mi alma.
Fue el amor que nos unió,
fue tu alma dentro mío,
tus poéticas palabras
nacidas del corazón.
Inventamos el amor
en la distancia y silencio.
Me llevabas por tus calles,
tomándome la cintura
me acomodabas un beso.
En tu pecho extasiada
te decía mis secretos.
En los lirios de tu cama
no hacíamos el amor.
Tú me inventabas
¡tan lejos!
Yo sólo te idealizaba.
Deliciosas horas, no morirán.
Sé que me sigues amando
tanto como yo a ti.
Forjamos este milagro
con inocencia y verdad;
dos almas en la distancia
¡Nunca se olvidarán!
Matilde Maisonnave
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