Poema
La vida
había una vez o muchas veces mientras las flores florecían en un ritmo alegre el sol les daba luz alimento de vida y la tierra alegre se enorgullecían de lo que en ella por si crecía y en su seno había dos águilas que tan bien crecían en diferentes campos tan grandes y hermosos que de verde se vestían daban casa y abrigo alas dos águilas que malagradecidas en su corazón a la envidia daban la bien venida y mientras se miraban la una a la otra se acercaban mientras se decían que hermoso es tu campo en el ahí cosas que en el mío nunca crecerían ahí en justo momento una bella ave del cielo bajaba y les decía por qué no se unen y dejan tan terribles pensamientos que solo traerán muerte y destrucción a la vida pero las águilas llano escuchaban y siegas de ambición al cielo se dirigían y encima de sus cabezas la muerte sonreía y el sol con su luz se escondía como no queriendo presenciar lo que ahí acontecería dando inicio a las tinieblas las cuales reinaron para dar parte a las dos águilas que en medio de ellas se agredían reclamando lo que a ninguna de las dos les pertenecía y como si no se dieran cuenta debajo de ellas los campos de sangre se tenían golpe tras golpe la tierra era herida y lo que una vez fue puro y hermosos ahora ya no existía las flores tan bellas que un día fuertes la brisa resistían ahora muertas en el suelo una tras una yacían y aun así las águilas no se detenían hasta que las dos de muerte se herían y cayendo inertes y cansadas sin premio y victoria esperaban a la muerte que cortara sus vidas ahí fue cuando el ave aun mas resplandeciente apareció y con penosa exclamación les decía porque no se unieron por qué no se dieron cuenta que esto pasaría pero era tan grande su envida que siegas ante la tierra fueron sus vidas ahora tocara esperar al tiempo que cure todas estas heridas para que en futuros tiempos vuelvan a nacer dos nuevas águilas y al igual que ustedes sino escuchan destruyan la vida para que tal vez tal vez vuelva a crecer tan hermosos regalo que nos a dado Dios la vida
Luis Diego López Sirias
La helado alumbra y florece
Desde que la isla concede
El vino es brillante
Ver biografia