Detesto el olor hediondo
de los días vacíos,
ambigüedades de sus flores caídos.
Contraste oscuro,
brillante púrpura
de pálidos párpados muertos,
mirando al vacío;
y a sus tempestades infinitos.
Colores grises, decaídos,
donde el pésame dicta las lágrimas
de aquellos días oscuros.
¡Por culpa!
Por miseria,
y por cada uno de los pecados
de ciega valentía.
Oh, lirios,
adheridas de sangre;
lirios de dolor,
lirios de tristezas.
¡Oh, mía es la labor!
¡Mía es la pérdida!
Soy el testigo,
mías son los días,
y mía es la pérdida;
soy yo el culpable.
Oh, las horas, los días, la eternidad…
Sin gozo ni jugoso sentimiento,
Sin gozo ni jugoso sentimiento;
todos los días lo mismo.
La escuela no es estrecha
La noche es triste
El gato es amplio
La dama y el koala mira
La noche es triste
El gato es amplio
La dama y el koala mira
Acerca del autor
Soy Kristian, autor(a) de este poema al que he titulado "Poema no. IV". He publicado un total de 4 poema(s) en este portal. Para mí sería un honor que conozcas más de mí y leas mis otros escritos...
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