Profesora, guía de nuestras mentes,
con tu sabiduría y dulzura nos envuelves,
nos inspiras a soñar y a crecer,
y en cada clase, tu conocimiento nos develas.
Tus palabras son como un canto suave,
que nos lleva por senderos de aprendizaje,
nos enseñas a pensar con claridad,
y a enfrentar los desafíos con coraje.
Con paciencia y dedicación sin igual,
nos alientas a buscar la excelencia,
despiertas en nosotros la curiosidad,
y nos animas a explorar nuestra esencia.
Eres faro de luz en nuestro camino,
guiándonos con tu ejemplo y tu cariño,
nos impulsas a superar nuestras barreras,
y a descubrir nuestras potencialidades verdaderas.
En cada lección, en cada encuentro,
nos brindas tu apoyo y tu aliento,
despiertas en nosotros la pasión por aprender,
y nos motivas a ser mejores cada día al amanecer.
Por eso, hoy queremos agradecerte, querida profesora,
por tu dedicación y tu amor en cada hora,
por enseñarnos el valor del conocimiento,
y por guiarnos en nuestro crecimiento.
Tu influencia se extiende más allá del aula,
dejas una huella imborrable en cada alumno,
y siempre llevaremos en nuestros corazones,
el recuerdo de tu enseñanza y tu legado supremo.
Gracias, profesora, por ser nuestra guía,
por sembrar en nosotros semillas de alegría,
por tu labor inigualable y vocación,
que nos inspira a alcanzar la superación.
El unicornio es alto
Un día profundo
El museo siempre siente
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