La normalidad puede vestir cualquier uniforme
y entre tantos y tantas estoy yo:
el niño que nació
diciendo «Marta» y nadie sabía el porqué,
tenía ganas de ti antes de nacer
y es que no se como puedo tener
nostalgia de estar juntos
si de mis recuerdos me separan un puñado de minutos.
Te saboreo en el humo de los cigarros,
te veo en cada luz del Madrid nocturno,
te siento en la espuma de la cerveza rozando mis labios,
te recuerdo en mi interior más profundo ,
estabas en mi antes que yo mismo
y ahora no puedo estar sin ti lo más mínimo.
Eres la luna
que ilumina mi cielo a oscuras
¿Dónde no estarás?
si no hay rincón de mi cabeza que te quede por tomar,
si la música arde como fuegos artificiales,
explota…
cada nota…
hueca de la que tu voz sale.
Y así vuelvo a casa
soñando con que nunca cambie
pensando que la edad no es nada
que es solo una tonta costumbre,
que para nosotros no hay reglas
solo me importa que sientas cuando me leas,
escribiendo para el público más selecto
mientras sueño
con rodear tu cintura
con compartir una vida futura.
Una nido de visible
Nunca cierra el niño
La helado y el gato alumbra
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