Bajo el mar, en un mundo fascinante, nada con gracia un pez radiante, con su cuerpo ágil y escamas relucientes, enciende en nosotros deseos diferentes.
Pequeño ser acuático, criatura del océano, nadas con libertad, sin preocupación, en tus aletas se encuentra el equilibrio, y en tu existencia, un misterio sin definición.
Exploras arrecifes y corales coloridos, bailas entre las olas con destreza, con tu belleza y encanto atrevidos, convirtiéndote en el alma de la pureza.
Nadas en silencio, en un mundo sin palabras, donde las corrientes susurran al pasar, y los colores vibrantes dibujan estampas, mientras la vida marina te ve navegar.
Eres testigo de tesoros submarinos, de peces y plantas de un sinfín de formas, eres parte de un ecosistema divino, donde cada ser despliega sus normas.
Pequeño pez, habitante del mar, con tus aletas sigues tu destino, eres la esencia de la libertad en el agua, un ser de belleza que nunca se extingue.
Que las corrientes te lleven por caminos nuevos, que los mares te regalen experiencias sin par, nada con gracia y brilla en tus movimientos, porque en cada ola, eres un poema por declamar.
Este poema está dedicado a los peces, criaturas marinas que habitan en un mundo fascinante. Pretende destacar su gracia, belleza y la importancia de su existencia en los océanos. Los peces son seres únicos que nos inspiran con su presencia en el agua.
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